DISEÑAR, CULTIVAR Y CUIDAR EL AMBIENTE DE TRABAJO EN TU EMPRESA VALE LA PENA, SOLO PARA EVITAR LOS EFECTOS NEGATIVOS QUE PROVOCA.

Sabes que el estrés laboral representa entre el 50% y el 60% de todos los días de trabajo perdidos y es la segunda causa de trastornos de salud en el trabajo.

Influenciados por la Revolución Industrial y reforzados por la globalización y un mercado insaciable, buscamos una mayor productividad en nuestros empleados, pero seguimos motivando de la misma manera que hace cincuenta años. El ambiente de trabajo tiene una influencia directa sobre la productividad y, aunque se camufla con retornos intangibles, lo verás reflejado en la cuenta de resultados.

Toma nota porque el clima laboral, el estilo gerencial, el entorno, los estímulos físicos y los aspectos cognitivos son todos estresores organizacionales.

Después de más de once años gestionando un espacio de coworking, un entorno de trabajo diferente al organizacional, queremos compartir contigo algunas diferencias por las que creemos que ofrece un mejor ambiente de trabajo:

 

Porque trabajamos al servicio de los demás.

Creo que nuestra dedicación más noble a través del trabajo diario es estar al servicio de los demás, independientemente del cargo que ocupemos. La mentalidad que considera a los demás como instrumentos para alcanzar nuestros objetivos impide ver que la mayoría de los estresores laborales, especialmente los asociados al ambiente de trabajo, pueden eliminarse con un propósito sencillo: hacer la vida más agradable a los demás. Todos tenemos la responsabilidad y la capacidad de actuar en ello.

Desde nuestra experiencia en Freeland, queremos ofrecerte una visión alternativa para mejorar el ambiente de trabajo en tu empresa. Basados en la práctica diaria, creemos que ofrecer un servicio dedicado y detallado para que las personas disfruten trabajando y, como resultado, deseen venir a trabajar, supone un cambio de perspectiva completo para cualquier entorno organizativo, independientemente del tamaño de la empresa o de su actividad.

Este cambio de perspectiva implica tratar al trabajador como un cliente y no como una propiedad durante la jornada laboral de 8 horas o más. Esto significa aplicar a los trabajadores los mismos principios de cuidado y servicio que se aplican a los clientes. De esta manera, muchas empresas podrían fidelizar a sus empleados más allá del salario y el contrato, aunque este enfoque requiera un cambio completo de actitud en las relaciones laborales, el estilo gerencial y el liderazgo.

Nos basamos en los principios del cuidado, la amabilidad, el servicio, la profesionalidad y el detalle en el trato, que practicamos diariamente en Freeland. Estos principios nos ayudan a construir comunidad, algo de lo que muchas organizaciones carecen al no adherirse a este principio.

 

Muchas organizaciones buscan aumentar la productividad ejerciendo presión en el ambiente de trabajo. Estos directivos no son conscientes del daño que causan al bienestar y la salud de sus trabajadores, y sin duda, a su propia empresa.

En mi opinión, ningún estilo de gestión ni resultado económico justifica un trato desconsiderado hacia el equipo.

Proponemos un ambiente de trabajo agradable y estimulante.

Todos somos sensibles a múltiples estímulos físicos. Es crucial comprender cómo el entorno afecta nuestro comportamiento, ya que forma parte del ambiente de trabajo. A menudo no consideramos la potencia que tiene el entorno físico en el comportamiento humano. Su influencia para predisponernos a actuar de una forma específica es determinante.

Por eso decimos: “dime qué quieres lograr y te proporcionaré un espacio para ello”. Desde Freeland y basados en los buenos resultados que hemos obtenido, te invitamos a utilizar el ambiente físico, el espacio, con un propósito específico: crear un buen ambiente de trabajo.

 

Tener luz natural o vistas fantásticas no resuelve por sí solo un buen ambiente de trabajo. Hay muchos más recursos que puedes utilizar y que hemos comprobado que tienen un efecto significativo en el comportamiento.

Te mencionaré tres, aunque hay más:

1) El color: Sal de las restricciones del color corporativo. El hecho de que tu marca sea roja no significa que tu oficina deba serlo. Una adecuada gestión del color puede ayudar a inducir los estados de ánimo deseados en tus empleados.

2) Evita las repeticiones: Es común que las oficinas, por muy modernas o bien situadas que estén, carezcan de interés para estimular. La repetición de elementos como el falso techo, los muebles y el suelo, impide despertar la curiosidad. Utiliza materiales diferentes, texturas y formas diversas para ofrecer algo único y verás el impacto positivo que tiene.

3) El poder de la naturaleza: Incorpora plantas. Hay muchas plantas verdes, sin flor, que son perfectamente compatibles si quieres evitar alergias. Además, añade flores de vez en cuando. El olor de las flores estimula los recuerdos y el color verde, así como la presencia de seres vivos a los que cuidar, tienen un efecto notable en nosotros.

Está demostrado que un ambiente de trabajo que influye positivamente en nuestro comportamiento nos ayuda a tomar mejores decisiones porque lo hacemos desde un estado de ánimo mejorado.

 

No somos simplemente una oficina, somos una comunidad de personas. El coworking aporta a la cultura laboral tradicional el valor de trabajar en una comunidad de apoyo e intercambio de recursos, razón por la cual muchas personas informan de un alto nivel de satisfacción al trabajar desde un espacio de coworking. Si dedicas un minuto a observar, notarás que pasamos más tiempo con nuestros compañeros que con nuestros amigos o familiares. Por lo tanto, fomentar un sentido de comunidad y fraternidad multiplica las posibilidades de disfrutar de un buen ambiente laboral en el que uno realmente desee trabajar.

Esta es nuestra premisa: si no fomentas una comunidad donde cada individuo importe y se sienta auténticamente valorado, el individualismo florecerá como mala hierba y eso acabará destruyendo tu empresa. Por el contrario, nuestra experiencia demuestra que inculcar valores fraternales y comunitarios promueve un clima laboral que va más allá de simplemente ejecutar tareas. Ayuda a levantar la mirada y a ver al otro, a tu compañero de trabajo, en una dimensión mayor que la de alguien simplemente sentado a tu lado.

Hemos comprobado cómo un espacio físico cuidado con detalle, combinado con un ambiente impregnado de valores comunitarios, es la mejor combinación para garantizar un buen ambiente de trabajo.

Ahora bien, ¿tienes un anfitrión en tu empresa?

 

Esta es otra de las maravillosas innovaciones que el coworking aporta al amplio panorama laboral: el anfitrión, la persona encargada de asegurarse de que todos estén bien y de servir de ejemplo para que los demás adopten su actitud de preocupación por los demás.

Su figura es similar a la del anfitrión en un evento social: se encarga de recibirte, atenderte, presentarte a otros invitados y asegurarse de que estés cómodo. Aunque en el entorno laboral esta figura no es común, en el coworking sí lo es, y por eso queremos resaltar su relevancia en la creación de un buen ambiente de trabajo.

 

¿Quién es el anfitrión?

El anfitrión desempeña un papel centrado en servir a los demás. Es un motivador natural encargado de asegurar que el ambiente laboral sea el adecuado para que todos puedan desempeñar sus funciones. Cuida tanto del espacio como de las personas, anticipándose a posibles situaciones y generando sorpresas para romper la rutina y estimular a todos los miembros de la comunidad.

Su valor se manifiesta en su capacidad para conectar socialmente, siempre abierto a escuchar y facilitando la conexión entre los demás, dando ejemplo de cómo hacerlo adecuadamente.

 

Reflexión

El clima laboral es un ambiente que se percibe, se respira y nos proporciona información consciente e inconscientemente, influyendo en nuestra conducta. Por ello, tiene sentido contar con alguien que cuide de él, como quien cuida un jardín, con dedicación y esmero. Mucho está en juego: el estrés laboral, la productividad, las bajas, los conflictos, la salud, los resultados, y más. ¿Qué opinas?